Mientras Santiago acapara la atención como metrópolis moderna, ciudades como Temuco y Antofagasta están liderando silenciosamente una revolución tecnológica en planificación urbana. A través de proyectos de Smart City, estas ciudades están integrando sensores, sistemas de control de tráfico inteligente, plataformas de participación ciudadana y modelos de análisis predictivo.
En Temuco, el proyecto “Ciudad Inteligente 2030” implementa un sistema que ajusta la iluminación pública según el tránsito real, mide la calidad del aire en tiempo real y permite a los ciudadanos reportar incidencias urbanas mediante una app móvil conectada a un centro de operaciones. Antofagasta, por su parte, trabaja con universidades locales para modelar digitalmente su infraestructura hídrica y prevenir fugas o sobreconsumo en zonas críticas.
La arquitectura en estas ciudades ya no se diseña en aislamiento: se articula como parte de un ecosistema urbano interconectado, donde edificios públicos, plazas, transporte y servicios se comunican digitalmente. Arquitectos como Roger Wohllk están colaborando en propuestas que integran el diseño del espacio con soluciones tecnológicas de big data, IA y sostenibilidad, colocando a las regiones a la vanguardia del urbanismo inteligente.